martes, 26 de octubre de 2010

Universidad y proyecto Nacional

Bases conceptuales y función social de la Universidad

Introducción:

Desde 2003 Argentina viene encauzando su rumbo hacia una naciente etapa, que hoy se nos presenta en pleno proceso de consolidación, atravesada por una nueva coyuntura histórica, política y social, con fuerte impronta en la recuperación de los DDHH, en el crecimiento económico sostenido, en el rescate y la revalorización del Patrimonio Nacional, en la estatización de las AFJP, en la inclusión de 3 millones de Jubilados al sistema de reparto solidario, en la implementación de la Asignación Universal por Hijo y demás políticas de inclusión social y económica, en la motorización de la industria y la creación de nuevos puestos de trabajo y en la iniciativa de destinar 6% del PBI en educación.
  Éstas, entre otras tantas políticas que comienzan a reducir notablemente la brecha social y retornan nuevamente el curso de las discusiones hacia los sectores populares, democratizando el debate y la información, nos plantean en una realidad que hace inevitable pensarnos en la necesidad de reconquistar una Universidad que sea capaz de enfilarse en este recorrido de construcción. Que esté a la altura de las circunstancias, que aborde las problemáticas de los sectores más vulnerables, con un desarrollo  integral desde las  instituciones que intervienen directa e indirectamente en la comunidad.

Puntos para el debate:

La universidad debe volver a ser una comunidad de trabajo profundamente relacionada y vinculada al interés de la nación, y sus grandes problemas. Debe ser una institución con una responsabilidad profunda con los Publico, a fin de que sus objetivos centrales sean producir, impartir y socializar enseñazas superior de grado y postgrado, orientada a que esta promueva la soberanía cognitiva, basada en los valores de producción y cultura nacional, y a prestar los servicios necesarios para responder así correctamente a los problemas de la sociedad argentina de quien forma parte indisoluble.

Formar y capacitar profesional y técnicos con Conciencia Nacional y Regional, impartiendo la formación pertinente para que nuestros intelectuales y graduados se adecuen a las grandes exigencias del actual mercado laboral, regional y sus respectivas áreas de influencia.

Estimular el estudio de la realidad nacional y regional, para poder impulsar de esta forma el protagonismo necesario que debemos obtener como Nación.

Impartir Educación formativa de la solidaridad social, la idoneidad profesional y técnica, pero también la formación intelectual de las nuevas generaciones de argentinos. Para que este conocimiento pueda ser transmitido como sostén del necesario proceso de innovación económica, política, social y cultural de nuestra Patria.

La universidad Argentina debe ser una Universidad abierta, y este concepto tiene para nosotros varias dimensiones: debe dar paso a la imaginación creadora que permita recrear y repensar permanentemente el pensamiento universal, debe dar paso a producir el conocimiento desde una concepción experimental con una organización flexible que esté atravesada por el espiritu de superación continua y que sea evaluada permanentemente por los intereses de la comunidad científica e intelectual, por el pueblo argentino y por el Estado, entendiendo que entre estos deber haber siempre una comunidad de intereses que tengan como epicentro: a el bien común de la Nación, la defensa de los enfoques cognitivos integrales, la socialización publica de los conocimientos producidos, y la formación de una cultura participativa y democrática

Impulsar la creación de círculos, comunidades y grupos de intelectuales de pensamiento y de acción con carácter nacional y popular, que puedan ser productores teóricos que generen canales de permanente relación con los problemas coyunturales y estructurales de la sociedad y de las instituciones públicas y Estatales. Generando para esto una política institucional interna que vaya orientando a los futuros graduados en esta cosmovisión: para esto será necesario crear desde sistemas de pasantias obligatorias en instituciones públicas y mixtas, hasta programas de intercambio con estas, como así también una orientación relativa determinada hacia los trabajos investigación con respectivas tesis y tesinas

El proceso de transformación gradual de nuestra universidad debe estar atravesado profundamente por la acción de revisión y posterior transformación del conjunto de la currícula formadoras de grados y post-grados. Esto debe ser programado prolijamente a mediano plazo, y el eje rector y disparador deber ser la planificación a priori que Estado delineen en cuanto a lo que estos consideran como las necesidades cognitivas imperantes para el desarrollo del proyecto nacional; contrastando estos planteos en forma permanente con el acompañamiento de la realización de agendas temáticas por carreras o áreas de carrera. Es una tarea que debe ser encarada con el concepto de democracia participativa en el debate y en la toma de definiciones y donde tenga voz la comunidad universitaria toda. Con la misma cosmovisión teórica y practica deben ser reconfigurados e impulsadas la razón de ser y los sentidos de los colegios profesionales de graduados o las federación estudiantiles por carrera, constituyendo a este proceso de manera integral como un sistema permanente de evaluación de estos instrumentos, para que la cultura practica e institucional de los mismos sea la de la evaluación, acreditación y rendición de cuentas a la comunidad universitarias toda y al país. 

El Estado Nacional debe tender a promover en el tiempo tener un sistema educativo superior homogéneo en la totalidad de las Universidad Publicas. En el caso de nuestra Universidad, es prioridad establecer el debate en base a la regulación y al alcance de nuestras titulaciones en el ámbito nacional.

La integración Sudamericana y Caribeña, deber ser un eje fundamental sobre el que se erija la producción y sociabilizacion de conocimientos. Para poder así materializar así la cooperación internacional entre nuestros pueblos.



La Universidad al servicio del pueblo y la nación:
Razón critica más razón decidida.

Ana Jaramillo (Rectora Universidad Nacional de Lanus)

¿Qué papel juega la universidad en la definición de la agenda social? ¿Que características tiene su participación en la resolución de los problemas nacionales y sociales?

Es necesario salir de la falsa antinomia planteada entre la razón crítica y la razón decidida. Entendemos a la razón crítica en tanto pone en cuestión la positividad y a la razón decidida en tanto ideas que se transforman en planes para la acción.

Si decimos que la misión de la universidad es profundizar y expandir la democracia, no podemos atrincherarnos en la misión de la razón crítica puesto que pasaríamos a ser la “Universidad Trinchera”. Debemos, si estamos decididos a profundizar  la democracia y a colaborar en la resolución de los problemas nacionales y sociales, tener una agenda compartida con las instituciones democráticas nacionales, no para sustituir funciones como las del poder ejecutivo-nacional, provincial o local- ni al poder legislativo o judicial, sino para ser útiles a nuestra democracia y a nuestra sociedad, a través de la investigación y la docencia. Asimismo debemos colaborar en la planificación y proponer soluciones para la transformación.

Desde la razón critica –que es la manera de hacer contracultura- la institución no deja de hacer política; sus profesores, sus docentes y estudiantes tienen el derecho y deber moral de oponerse a las acciones o políticas antidemocráticas que restrinjan el acceso a los bienes socialmente necesarios, a la justicia, a la salud, etc., así como a la toma de decisiones.

Pero razón crítica no implica pasividad ni razón puramente especulativa, ni inocuidad social, ni beligerancia perpetua en una sociedad democrática.

Poner en cuestión la positividad, saber que nuestra sociedad o nuestro mundo podrían ser mejores y mas justos y no dar por sentada la realidad como acabada, nos obliga a investigar por que las cosas son así y no de otra manera, sino cuales son los caminos, los fines, las herramientas, los obstáculos que hay que superar, y cuales son los recursos existentes para alcanzar y construir esa sociedad mas justa.

No podemos atrincherarnos en la confrontación epistemológica de poner en cuestión la realidad sin comprometernos. Debemos decidir en nuestro quehacer cotidiano pasar del deseo a la práctica y el compromiso. De esa manera entendemos, como Dewey, que las ideas son hipótesis y planes de acción y de trabajo.

Para el pragmatismo, “es la idea la que es practica, al ser esencialmente un intento y un plan para alterar la realidad previa de una situación concreta, la cual el propio hecho de que se necesite o sugiera una modificación especifica indica que insatisfactoria“. Las ideas son instrumentos que nos indican el modo en que se podrían modificar las cosas.

Asimismo, para el pragmatismo, el conocimiento produce una diferencia en y para las cosas ya que el mundo está en transformación; el conocimiento puede ser su guía, adaptando la herramienta el problema.

Tanto para James como Dewey “ser razonable” será reconocer en las cosas su carácter de obstáculos y recursos para la acción. Por lo tanto, las ideas son intenciones, planes y métodos que tienen carácter prospectivo para cambiar lo existente ubicándose así en forma opuesta al racionalismo, que entiende al conocimiento como actividad especular de lo existente. Para el pragmatismo la realidad esta aun en construcción, no es ni eterna ni completa, las ideas son hipótesis directrices donde el “significado” quiere decir “las respuestas futuras que un objeto exige de nosotros a lo que nos compromete”.

En esta línea, “practica” significa las actitudes y conductas que provoca en nosotros un objeto, o a la capacidad  y la tendencia de una idea a efectuar cambios en lo previamente existente, o a la calidad de deseable o indeseable de ciertos fines.

Concluimos entonces que la razón decidida, que implica poner la idea en acción, no se contradice con la razón critica que interpreta y pone en cuestión la positividad. Ambas posiciones concuerdan en que el conocimiento no es un reflejo especular de la realidad que se asume como definitiva y completa. La razón critica estará siempre subsumida en al razón decidida.  

Tanto la razón crítica como la razón decidida asumen la historicidad de la realidad, de la existente, y también que son los hombres los que la construyen. La razón decidida, sin embargo, no permanece en una actitud pasiva si no que pone las ideas en acción.

La propuesta de reconstrucción de la universidad implica la necesidad de pasar de la problematización y critica de lo existente a una actitud prospectiva de investigación sobre la posibilidad de su modificación, donde el conocimiento cumple su papel fundamental.

A través de la investigación se deberá pensar, analizar, reflexionar para transformar el país. A través de la docencia se deberán generar los egresados que el país necesita, y a través de la asistencia técnica y la cooperación se deberán privilegiar aquellas actividades que sean de interés perentorio referido a necesidades sociales y al interés público.

Sabemos que la demanda social es infinita, y que los recursos materiales y humanos para satisfacerla siempre son escasos. Lo mismo sucede si cualquiera universitario pretende atender toda la demanda social que a ella se le requiere. Deberá discernir no solo cuales son las demandas más perentorias si no fundamentalmente cuales de ellas le competen y en la solución de cuales puede colaborar.

Por ello, una de las tareas pendientes de la universidad no es solo investigar el por que de las cosas sino el como transformarlas, participando en la elaboración de las decisiones. Existe una marcada brecha entre lo político y el académico, donde el académico utiliza el juicio analítico sobre lo que es y fue el producto de la construcción social, y el político usa el juicio intuitivo en la decisión para actuar sobre la realidad. Superar esta brecha debe ser el compromiso de la universidad que quiera servir al pueblo y la nación. Y para asumirlo es necesario, al fin, reconocer que esta tarea involucra a la razón critica y a la razón decidida.

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