miércoles, 27 de octubre de 2010

Hay nestor para rato.


Entré a Carín y decía: "murió Néstor Kirchner". Podía ser mentira. Podía ser verdad. Era verdad. Diarios serios también tenían la noticia. Entonces, en ese momento, hubo un vacío. Pensé, un rato, en Máximo, que hace, también, política. Y es el hijo.

Lo llamé a Patucho.  Estaba hecho mierda. No hablé nada. Florencia me mandó un mensaje, temblaba, decía.

En Twitter varios conocidos no decían nada, y si decían, decían tristeza. Y amigos míos, tristes, llorando.
Entonces me fue cayendo la ficha.
El dolor de los otros.
Los más pendejos, a Kirchner, lo querían. Como a un padre, alguien cercano. Ningún protocolo. Un ídolo de rock. Un revolucionario. Un loco. Un rebelde.
A Néstor Kirchner los pibes lo querían, con alegría.
No sé de otro dirigente político, fuera del kirchnerismo, que genere esta emoción, esta expectativa, estas esperanzas, esta tristeza, en adolescentes y veinteañeros. No sé de otro.
Así que en Vicente López festejan? Así que, como me cuenta Romina, en Recoleta hubo amagues de cacerolazos? Así que esta lleno de hijos de puta que en twitter festejan? Así que se me llena la casilla de mails con los trolls -que no publico- injuriando? Así que todo eso transcurre al calor, al costado del calor, del dolor popular?
Mendieta dice que en Caballito los porteros están tristes.
Rosendo Fraga destila su odio a minutos de la muerte.
Hay censo. No vino todavía ningún censista. Una nube gris tapa, un rato, el sol. Tengo las persianas abiertas. La avenida Alem allá abajo se desliza silenciosa. El aire está espeso. Es de mañana.
Algún día mi nieto me va a preguntar adonde estaba cuando murió Néstor.
Tengo que guardarme este pedazo de cielo, la calle vacía, la nube gris. La cara de los pibes que hablan de Néstor. De Cristina.
Los odios que mencionan seco el apellido, ese desprecio, lo que hemos vivido. La historia que se abre.
Cuando esto empezó yo tenía 25 años.
Dentro de otros 25 habrá la justicia poética que trae la historia que hoy empieza.
Ha muerto Néstor.
El mismo día que nace un chico en un hospital público.
El mes que viene ese chico va a cobrar la asignación universal.
Que festejen en los penales de Marcos Paz los represores la muerte de Néstor.
Nosotros llevamos la alegría y el futuro de cada chico que nace.


Lucas Carrasco 
 

martes, 26 de octubre de 2010

Universidad y proyecto Nacional

Bases conceptuales y función social de la Universidad

Introducción:

Desde 2003 Argentina viene encauzando su rumbo hacia una naciente etapa, que hoy se nos presenta en pleno proceso de consolidación, atravesada por una nueva coyuntura histórica, política y social, con fuerte impronta en la recuperación de los DDHH, en el crecimiento económico sostenido, en el rescate y la revalorización del Patrimonio Nacional, en la estatización de las AFJP, en la inclusión de 3 millones de Jubilados al sistema de reparto solidario, en la implementación de la Asignación Universal por Hijo y demás políticas de inclusión social y económica, en la motorización de la industria y la creación de nuevos puestos de trabajo y en la iniciativa de destinar 6% del PBI en educación.
  Éstas, entre otras tantas políticas que comienzan a reducir notablemente la brecha social y retornan nuevamente el curso de las discusiones hacia los sectores populares, democratizando el debate y la información, nos plantean en una realidad que hace inevitable pensarnos en la necesidad de reconquistar una Universidad que sea capaz de enfilarse en este recorrido de construcción. Que esté a la altura de las circunstancias, que aborde las problemáticas de los sectores más vulnerables, con un desarrollo  integral desde las  instituciones que intervienen directa e indirectamente en la comunidad.

Puntos para el debate:

La universidad debe volver a ser una comunidad de trabajo profundamente relacionada y vinculada al interés de la nación, y sus grandes problemas. Debe ser una institución con una responsabilidad profunda con los Publico, a fin de que sus objetivos centrales sean producir, impartir y socializar enseñazas superior de grado y postgrado, orientada a que esta promueva la soberanía cognitiva, basada en los valores de producción y cultura nacional, y a prestar los servicios necesarios para responder así correctamente a los problemas de la sociedad argentina de quien forma parte indisoluble.

Formar y capacitar profesional y técnicos con Conciencia Nacional y Regional, impartiendo la formación pertinente para que nuestros intelectuales y graduados se adecuen a las grandes exigencias del actual mercado laboral, regional y sus respectivas áreas de influencia.

Estimular el estudio de la realidad nacional y regional, para poder impulsar de esta forma el protagonismo necesario que debemos obtener como Nación.

Impartir Educación formativa de la solidaridad social, la idoneidad profesional y técnica, pero también la formación intelectual de las nuevas generaciones de argentinos. Para que este conocimiento pueda ser transmitido como sostén del necesario proceso de innovación económica, política, social y cultural de nuestra Patria.

La universidad Argentina debe ser una Universidad abierta, y este concepto tiene para nosotros varias dimensiones: debe dar paso a la imaginación creadora que permita recrear y repensar permanentemente el pensamiento universal, debe dar paso a producir el conocimiento desde una concepción experimental con una organización flexible que esté atravesada por el espiritu de superación continua y que sea evaluada permanentemente por los intereses de la comunidad científica e intelectual, por el pueblo argentino y por el Estado, entendiendo que entre estos deber haber siempre una comunidad de intereses que tengan como epicentro: a el bien común de la Nación, la defensa de los enfoques cognitivos integrales, la socialización publica de los conocimientos producidos, y la formación de una cultura participativa y democrática

Impulsar la creación de círculos, comunidades y grupos de intelectuales de pensamiento y de acción con carácter nacional y popular, que puedan ser productores teóricos que generen canales de permanente relación con los problemas coyunturales y estructurales de la sociedad y de las instituciones públicas y Estatales. Generando para esto una política institucional interna que vaya orientando a los futuros graduados en esta cosmovisión: para esto será necesario crear desde sistemas de pasantias obligatorias en instituciones públicas y mixtas, hasta programas de intercambio con estas, como así también una orientación relativa determinada hacia los trabajos investigación con respectivas tesis y tesinas

El proceso de transformación gradual de nuestra universidad debe estar atravesado profundamente por la acción de revisión y posterior transformación del conjunto de la currícula formadoras de grados y post-grados. Esto debe ser programado prolijamente a mediano plazo, y el eje rector y disparador deber ser la planificación a priori que Estado delineen en cuanto a lo que estos consideran como las necesidades cognitivas imperantes para el desarrollo del proyecto nacional; contrastando estos planteos en forma permanente con el acompañamiento de la realización de agendas temáticas por carreras o áreas de carrera. Es una tarea que debe ser encarada con el concepto de democracia participativa en el debate y en la toma de definiciones y donde tenga voz la comunidad universitaria toda. Con la misma cosmovisión teórica y practica deben ser reconfigurados e impulsadas la razón de ser y los sentidos de los colegios profesionales de graduados o las federación estudiantiles por carrera, constituyendo a este proceso de manera integral como un sistema permanente de evaluación de estos instrumentos, para que la cultura practica e institucional de los mismos sea la de la evaluación, acreditación y rendición de cuentas a la comunidad universitarias toda y al país. 

El Estado Nacional debe tender a promover en el tiempo tener un sistema educativo superior homogéneo en la totalidad de las Universidad Publicas. En el caso de nuestra Universidad, es prioridad establecer el debate en base a la regulación y al alcance de nuestras titulaciones en el ámbito nacional.

La integración Sudamericana y Caribeña, deber ser un eje fundamental sobre el que se erija la producción y sociabilizacion de conocimientos. Para poder así materializar así la cooperación internacional entre nuestros pueblos.



La Universidad al servicio del pueblo y la nación:
Razón critica más razón decidida.

Ana Jaramillo (Rectora Universidad Nacional de Lanus)

¿Qué papel juega la universidad en la definición de la agenda social? ¿Que características tiene su participación en la resolución de los problemas nacionales y sociales?

Es necesario salir de la falsa antinomia planteada entre la razón crítica y la razón decidida. Entendemos a la razón crítica en tanto pone en cuestión la positividad y a la razón decidida en tanto ideas que se transforman en planes para la acción.

Si decimos que la misión de la universidad es profundizar y expandir la democracia, no podemos atrincherarnos en la misión de la razón crítica puesto que pasaríamos a ser la “Universidad Trinchera”. Debemos, si estamos decididos a profundizar  la democracia y a colaborar en la resolución de los problemas nacionales y sociales, tener una agenda compartida con las instituciones democráticas nacionales, no para sustituir funciones como las del poder ejecutivo-nacional, provincial o local- ni al poder legislativo o judicial, sino para ser útiles a nuestra democracia y a nuestra sociedad, a través de la investigación y la docencia. Asimismo debemos colaborar en la planificación y proponer soluciones para la transformación.

Desde la razón critica –que es la manera de hacer contracultura- la institución no deja de hacer política; sus profesores, sus docentes y estudiantes tienen el derecho y deber moral de oponerse a las acciones o políticas antidemocráticas que restrinjan el acceso a los bienes socialmente necesarios, a la justicia, a la salud, etc., así como a la toma de decisiones.

Pero razón crítica no implica pasividad ni razón puramente especulativa, ni inocuidad social, ni beligerancia perpetua en una sociedad democrática.

Poner en cuestión la positividad, saber que nuestra sociedad o nuestro mundo podrían ser mejores y mas justos y no dar por sentada la realidad como acabada, nos obliga a investigar por que las cosas son así y no de otra manera, sino cuales son los caminos, los fines, las herramientas, los obstáculos que hay que superar, y cuales son los recursos existentes para alcanzar y construir esa sociedad mas justa.

No podemos atrincherarnos en la confrontación epistemológica de poner en cuestión la realidad sin comprometernos. Debemos decidir en nuestro quehacer cotidiano pasar del deseo a la práctica y el compromiso. De esa manera entendemos, como Dewey, que las ideas son hipótesis y planes de acción y de trabajo.

Para el pragmatismo, “es la idea la que es practica, al ser esencialmente un intento y un plan para alterar la realidad previa de una situación concreta, la cual el propio hecho de que se necesite o sugiera una modificación especifica indica que insatisfactoria“. Las ideas son instrumentos que nos indican el modo en que se podrían modificar las cosas.

Asimismo, para el pragmatismo, el conocimiento produce una diferencia en y para las cosas ya que el mundo está en transformación; el conocimiento puede ser su guía, adaptando la herramienta el problema.

Tanto para James como Dewey “ser razonable” será reconocer en las cosas su carácter de obstáculos y recursos para la acción. Por lo tanto, las ideas son intenciones, planes y métodos que tienen carácter prospectivo para cambiar lo existente ubicándose así en forma opuesta al racionalismo, que entiende al conocimiento como actividad especular de lo existente. Para el pragmatismo la realidad esta aun en construcción, no es ni eterna ni completa, las ideas son hipótesis directrices donde el “significado” quiere decir “las respuestas futuras que un objeto exige de nosotros a lo que nos compromete”.

En esta línea, “practica” significa las actitudes y conductas que provoca en nosotros un objeto, o a la capacidad  y la tendencia de una idea a efectuar cambios en lo previamente existente, o a la calidad de deseable o indeseable de ciertos fines.

Concluimos entonces que la razón decidida, que implica poner la idea en acción, no se contradice con la razón critica que interpreta y pone en cuestión la positividad. Ambas posiciones concuerdan en que el conocimiento no es un reflejo especular de la realidad que se asume como definitiva y completa. La razón critica estará siempre subsumida en al razón decidida.  

Tanto la razón crítica como la razón decidida asumen la historicidad de la realidad, de la existente, y también que son los hombres los que la construyen. La razón decidida, sin embargo, no permanece en una actitud pasiva si no que pone las ideas en acción.

La propuesta de reconstrucción de la universidad implica la necesidad de pasar de la problematización y critica de lo existente a una actitud prospectiva de investigación sobre la posibilidad de su modificación, donde el conocimiento cumple su papel fundamental.

A través de la investigación se deberá pensar, analizar, reflexionar para transformar el país. A través de la docencia se deberán generar los egresados que el país necesita, y a través de la asistencia técnica y la cooperación se deberán privilegiar aquellas actividades que sean de interés perentorio referido a necesidades sociales y al interés público.

Sabemos que la demanda social es infinita, y que los recursos materiales y humanos para satisfacerla siempre son escasos. Lo mismo sucede si cualquiera universitario pretende atender toda la demanda social que a ella se le requiere. Deberá discernir no solo cuales son las demandas más perentorias si no fundamentalmente cuales de ellas le competen y en la solución de cuales puede colaborar.

Por ello, una de las tareas pendientes de la universidad no es solo investigar el por que de las cosas sino el como transformarlas, participando en la elaboración de las decisiones. Existe una marcada brecha entre lo político y el académico, donde el académico utiliza el juicio analítico sobre lo que es y fue el producto de la construcción social, y el político usa el juicio intuitivo en la decisión para actuar sobre la realidad. Superar esta brecha debe ser el compromiso de la universidad que quiera servir al pueblo y la nación. Y para asumirlo es necesario, al fin, reconocer que esta tarea involucra a la razón critica y a la razón decidida.

Paulo Freire y la educación Popular


Por Octavio Ortega, en 16 de agosto de 2007


“Fui un niño de la clase media que sufrió el impacto de la crisis del 29 y que tuvo hambre, yo sé lo que es no comer“, recuerda Paulo Freire casi con alegría, como si esa circunstancia le hubiera cargado de potencias aún mayores para comunicarse con el pueblo, conocerlo, conocerse mejor y actuar juntos. “Pesqué en ríos, robé frutas en frutales ajenos. Fui una especie de niño colectivo, mediatizado entre los niños de mi clase y los de los obreros… recibí el testimonio cristiano de mis padres, me empapé de vida y existencia, entendí a los hombres desde los niños.”

Entendemos la Educación Popular como “…un enfoque educación alternativo dirigido hacia la promoción del cambio social“. No promueve la estabilidad social, sino dirige su acción “...hacia la organización de actividades que contribuyan a la liberación y la transformación“. El propósito central de este paradigma se vincula con la necesidad de que el proceso de cambio sea asumido por el pueblo. En consecuencia, “uno de los esfuerzos más relevantes es el de la educación de los grupos populares que son potencialmente capaces de actuar como agentes conscientes del proceso de cambio social“.
La Educación Popular no ha de confundirse con aquella que se lleva adelante en centros educativos de gestión oficial, gratuitos, cuyos destinatarios son la gente del pueblo, los pobres, los marginados. No basta el que los destinatarios sean miembros de las clases populares, implica algo más: todo un estilo educativo diferente a aquel elitesco, reproductor del sistema social de injusticia, que genera hombres y mujeres que se amoldan a la sociedad sin transformarla, sin ser agentes de cambio.


1. Es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta. Siempre estamos escuchando una pedagogía de la respuesta. Los profesores contestan a preguntas que los alumnos no han hecho.
2. Una visión de la alfabetización que va más allá del ba, be, bi, bo, bu. Porque implica una comprensión crítica de la realidad social, política y económica en la que está el alfabetizado.
3. Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos.
4. Enseñar exige la corporización de las palabras por el ejemplo.
5. Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando.
6. Enseñar exige seguridad, capacidad profesional y generosidad.
7. Enseñar exige saber escuchar.
8. Nadie es, si se prohíbe que otros sean.
9. La Pedagogía del oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser la pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación.
10. No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión.
11. Decir la palabra verdadera es transformar al mundo.
12. Decir que los hombres son personas y como personas son libres y no hacer nada para lograr concretamente que esta afirmación sea objetiva, es una farsa.
13. El hombre es hombre, y el mundo es mundo. En la medida en que ambos se encuentran en una relación permanente, el hombre transformando al mundo sufre los efectos de su propia transformación.
14. El estudio no se mide por el número de páginas leídas en una noche, ni por la cantidad de libros leídos en un semestre. Estudiar no es un acto de consumir ideas, sino de crearlas y recrearlas.
15. Solo educadores autoritarios niegan la solidaridad entre el acto de educar y el acto de ser educados por los educandos.
16. Todos nosotros sabemos algo. Todos nosotros ignoramos algo. Por eso, aprendemos siempre.
17. La cultura no es atributo exclusivo de la burguesía. Los llamados “ignorantes” son hombres y mujeres cultos a los que se les ha negado el derecho de expresarse y por ello son sometidos a vivir en una “cultura del silencio”.
18. Alfabetizarse no es aprender a repetir palabras, sino a decir su palabra.
19. Defendemos el proceso revolucionario como una acción cultural dialogada conjuntamente con el acceso al poder en el esfuerzo serio y profundo de concientización
20. La ciencia y la tecnología, en la sociedad revolucionaria, deben estar al servicio de la liberación permanente de la HUMANIZACION del hombre.

No siempre es fácil sepultar a nuestros muertos… la presencia de la ausencia nos va volviendo más capaces… Nadie que sufra una pérdida sustancial continúa siendo el mismo de antes. La reivindicación es una exigencia de la vida.

lunes, 25 de octubre de 2010

TALLERES DE EDUCACION POPULAR VOLUNTARIADO UNIVERSITARIO

Reforma universitaria y revolución

17 de octubre de 1959

Estimados compañeros, buenas noches,

Tengo que pedir disculpas al calificado público asistente por la demora en la iniciación de este acto, que es culpa mía y del tiempo que ha estado muy mal en todo el camino, y hemos tenido que parar en Bayamo.

Es muy interesante para mí venir a hablar de uno de los problemas que ha tocado más de cerca a las juventudes estudiosas de todo el mundo; venir a hablar aquí, en una Universidad revolucionaria, y precisamente en una de las más revolucionarias ciudades de Cuba.

El tema es sumamente vasto; tanto es así que varios conferencistas han podido desarrollar diferentes facetas de él. En mi condición de luchador, me interesa analizar precisamente los deberes revolucionarios del estudiantado en relación con la Universidad. Y para eso tenemos que precisar bien qué es un estudiante, a qué clase social pertenece, y si tiene algo que lo defina como entidad o como núcleo, o si simplemente responde en sus reacciones, a las reacciones generales de las diferentes clases a que puede pertenecer. Y entonces nos encontramos con que el estudiante universitario es precisamente el reflejo de la Universidad que lo aloja, porque ya hay limitaciones que pueden ser de diferentes tipos, pero que finalmente son limitaciones económicas que hacen que el estudiantado pertenezca a una clase social donde sus problemas -no sus problemas económicos- no son tan grandes como en otras; pertenece por lo general a la clase media, no aquí en Oriente, en Santiago de Cuba, sino en todo Cuba, y podemos decir que en toda América. Hay naturalmente excepciones -todos las conocemos-; hay individuos de extraordinaria capacidad que pueden luchar contra un medio adverso con una tenacidad ejemplar y llegar a adquirir su título universitario. Pero en general, el estudiante universitario pertenece a la clase media y refleja los anhelos e intereses de esa clase; aunque muchas veces, precisamente en momentos como ahora, la llama vitalizadora de la revolución puede llevarlo a posiciones más extremas. Y eso es lo que tratamos de analizar en estos momentos: las tendencias generales de la Universidad respondiendo al núcleo social del cual sale, y sus deberes revolucionarios para con la comunidad entera.

Porque la Universidad es la gran responsable del triunfo o la derrota, en la parte técnica, de este gran experimento social y económico que se está llevando a cabo en Cuba. Hemos iniciado leyes que transforman profundamente el sistema social imperante: se han liquidado casi de un plumazo los latifundios, se ha cambiado el sistema tributario, se está por cambiar el sistema arancelario, se están creando incluso cooperativas de trabajo industriales; es decir, toda una serie de fenómenos nuevos, que traen aparejados instituciones nuevas, están floreciendo en Cuba. Y todo ese inmenso trabajo lo hemos iniciado solamente con buena voluntad, con el convencimiento de que estamos siguiendo un camino verdadero y justo, pero sin contar con los elementos técnicos necesarios para hacer las cosas perfectamente.

Y no contamos con ellos porque precisamente estamos innovando, y esta institución que es la Universidad estaba orientada a dar a la sociedad toda una serie de profesionales que encajaban dentro del gran cuadro de las necesidades del país en la época anterior. Había necesidad de muchos abogados, de médicos; ingenieros civiles había menos, y otras carreras seguían así. Pero nos encontramos de pronto con que necesitamos maestros agrícolas, ingenieros agrónomos, ingenieros químicos, industriales; físicos, incluso matemáticos, y no hay. En algunos casos no existe siquiera la carrera; en otros, está ocupada por un pequeño número de estudiantes que han visto la necesidad de empezar a estudiar cosas nuevas, o simplemente han caído allí porque no había lugar en otra escuela, o porque querían estudiar y no había nada que les gustara exactamente. En fin, no hay una dirección estatal para llenar todos los claros que estamos viendo que existen en la tecnificación de nuestra Revolución.

Y eso nos lleva al centro preciso del problema universitario en cuanto puede tener de conflictivo, en cuanto pueden tener de agresivo, si ustedes quieren, los planteamientos que voy a hacer. Porque el único que puede, en este momento, precisar con alguna certeza cuál va a ser el número de estudiantes necesarios y cómo van a ser dirigidos esos estudiantes de las distintas carreras de la Universidad, es el Estado. Nadie más que él lo puede hacer; por cualquier organismo, por cualquier instituto que sea, pero tiene que ser un instituto que domine completamente todas las diferentes líneas de la producción y esté al tanto también de las proyecciones de la planificación del Gobierno Revolucionario.

Grandes materias que son la base del triunfo de países más avanzados, como las matemáticas superiores y la estadística, prácticamente no existen en Cuba. Para empezar a hacer estadísticas de lo que necesitamos, nos encontramos con que no tenemos estadísticos, con que hay que importarlos, o buscar algunas personas que han desarrollado su especialidad en otros lugares. Este es el nudo central del problema; si el Estado es el único organismo o el único ente capaz de dictaminar con algún grado de certeza cuáles son las necesidades del país, evidentemente, el Estado tiene que tener participación en el gobierno de la Universidad. Hay quejas violentas contra ello; incluso se levantan entre las candidaturas estudiantiles en La Habana, casi como cuestión de principio, la intervención o la no intervención del Estado, la pérdida de la autonomía, como llaman los estudiantes. Pero hay que definir exactamente qué significa autonomía. Si autonomía significa solamente que haya que cumplir una serie de requisitos previos para que un hombre armado entre en el recinto universitario para cumplir cualquier función que la Ley le asigne, eso no tiene importancia; no es ese el centro del problema, y todo el mundo está de acuerdo en que esa clase de autonomía se mantenga. Pero si hoy significara autonomía que un gobierno universitario desligado de las grandes líneas del Gobierno Central -es decir: un pequeño Estado dentro del Estado- ha de tomar los presupuestos que el Gobierno le dé y ha de trabajar sobre ellos, ordenarlos y distribuirlos en la forma que mejor le parezca, nosotros consideramos que es una actitud falsa. Es una actitud falsa precisamente porque la Universidad se está desligando de la vida entera del país, porque se está enclaustrando y convirtiéndose en una especie de castillo de marfil alejado de las realizaciones prácticas de la Revolución. Y además porque van a seguir mandando a nuestra República una serie enorme de abogados que no se necesitan, de médicos que incluso no se necesitan en la cantidad en que en estos momentos están ingresando, o de toda una serie de profesiones, por lo menos cuyos programas deben ser revisados para adaptarlos.

Surge entonces, frente a esta encrucijada de dos caminos o siglos, el levantamiento de grupos más o menos importantes, de sectores estudiantiles que consideran como la peor palabra del mundo la intervención estatal o la pérdida de la autonomía. En ese momento, esos sectores estudiantiles, lo digo con responsabilidad y sin ánimo de herir a nadie, están cumpliendo quizá el deber de la clase a que pertenecen, pero están olvidando los deberes revolucionarios, están olvidando los deberes contraídos en la lucha con la gran masa de obreros y campesinos que pusieron sus cuerpos, su sudor y su sangre al lado de los estudiantes en cada una de las batallas que se libraron en todos los frentes del país para llegar a esta gran solución que fue el primero de enero.

Y esta es una actitud sumamente peligrosa. No hoy, no hoy porque no se han definido todavía los campos, porque todavía hay mucha gente que aun herida en sus intereses económicos, cree que la Revolución ha sido un acierto, gente que tiene la virtud de ver mucho más lejos que donde alcanza su bolsillo y ve los intereses de la patria. Pero todo ese pequeño problema, que gira en torno a la palabra autonomía, tiene correlaciones e interrelaciones que van aún mucho más lejos que en nuestra Isla. Desde afuera se van tendiendo las grandes líneas estratégicas encargadas de aglutinar a todos los que sienten que han perdido algo con esta Revolución; no a los esbirros, no a los malversadores o a los miembros del anterior Gobierno, sino a los que quedándose al margen, o incluso apoyando en alguna forma este Gobierno, sienten que han quedado atrás o que han perdido algún bien económico. Toda esta gente está dispersa en distintas capas sociales, y puede manifestar su descontento con toda libertad en el momento que quiera; pero la tarea a que está encaminada en este momento la reacción nacional e internacional es aglutinar todas las fuerzas descontentas contra el Gobierno, y constituirlas en un conglomerado sólido para tener ese frente interno necesario a sus planes de invasión o depresión económica, o quién sabe cuál será.

Y la Universidad, dando batallas a veces feroces, luchando encarnizadamente en torno a la palabra autonomía, como naturalmente luchando encarnizadamente en torno a cuestiones de menor importancia como es la elección de los líderes estudiantiles, están creando precisamente el campo para que se siembre con toda fertilidad esa simiente que tanto anhelan sembrar los reaccionarios. Y este lugar, este lugar que ha sido en las luchas vanguardia del pueblo, puede convertirse en un factor de retroceso si no se incorpora a las grandes líneas del Gobierno Revolucionario.

Y lo que digo no es un análisis teórico de la cuestión ni una opinión festinada; es que esto es lo que ha pasado en la América entera, y los ejemplos podrían abundar considerablemente. Recuerdo en este momento el ejemplo patético de la Universidad de Guatemala que fue, como las Universidades cubanas, vanguardia del pueblo en la lucha popular contra los regímenes dictatoriales, y después, en el Gobierno de Arévalo primero, pero sobre todo en el Gobierno de Arbenz se fueron transformando en focos decididos de lucha contra el régimen democrático. Defendían precisamente lo mismo que ahora se está defendiendo: la autonomía universitaria, el derecho sagrado de un grupo de personas a decidir sobre asuntos fundamentales de la Nación, aun contra los intereses mismos de la Nación. Y en esa lucha ciega y estéril, la Universidad se fue transformando, de vanguardia de las fuerzas populares, en arma de lucha de la reacción guatemalteca. Fue necesaria la invasión de Castillo Armas, la quema en un acto público de un vandalismo medioeval de todos los libros que hablaran de temas que fueran mal vistos por el pequeño sátrapa guatemalteco, para que la Universidad reaccionara y volviera a tomar su lugar de lucha entre las fuerzas populares. Pero el camino perdido había sido extraordinariamente grande, y Guatemala hoy está, como ustedes lo saben, saliendo a medias de aquella situación caótica y buscando de nuevo, entre tropiezo y tropiezo, una vida institucional de acuerdo con las normas democráticas. Ese es un ejemplo palpitante, que todos ustedes recuerdan porque pertenece a la historia de estos días.

Pero es que podríamos ir mucho más lejos en el análisis de la gran conquista de la reforma universitaria del dieciocho que precisamente se gestó en mi país de origen y en la provincia a la cual pertenezco, que es Córdoba; y podríamos analizar la personalidad de la mayoría de aquellos combativos estudiantes que dieron la gran batalla por la autonomía universitaria frente a los gobiernos conservadores que en esa época gobernaban casi todos los países de América. Yo no quiero citar nombres para no provocar incluso polémicas internacionales; quisiera, que ustedes tomaran el libro de Gabriel del Maso, por ejemplo, donde estudia a fondo la reforma universitaria, buscarán en ese índice los nombres de todos aquellos grandes artífices de la reforma y buscarán hoy cuál es la actitud política, buscarán qué es lo que han sido en la vida pública de los países a que pertenecen, y se encontrarán con sorpresas extraordinarias, con las mismas sorpresas con que me encontré yo, cuando creyendo en la autonomía universitaria como factor esencial del adelanto de los pueblos, hice ese análisis que les aconsejo hacer a ustedes. Las figuras más negras de la reacción, las más hipócritas y peligrosas porque hablan un lenguaje democrático y practican sistemáticamente la traición, fueron las que apoyaron, y muchas veces las que aparecen como figuras propulsoras en sus países de aquella reforma universitaria. Y aquí entre nosotros, investiguen también al autor del libro porque también habrá sorpresas por allí.

Todo esto se lo decía para alentarlos precisamente sobre la actitud del estudiantado. Y más que en ningún lugar en Santiago, donde tantos estudiantes han dado su vida y tantos otros pertenecen a nuestro Ejército Rebelde. Nosotros, como tenemos un ejército que es popular y dignidad, a nadie le preguntamos cuál es su actitud política frente a determinados hechos concretos; cuál es su religión, su manera de pensar. Eso depende de la conciencia de cada individuo. Por eso no les puedo decir cuál será la actitud misma de los miembros del Ejército Rebelde. Espero que entiendan bien las líneas generales del problema y que sean consecuentes con las líneas de la Revolución. Tal vez sí, tal vez no.

Pero estas palabras no van dirigidas a ellos, una minoría, sino a la gran masa estudiantil, a todos los que componen este núcleo. Yo recuerdo que tuve una pequeña conversación con algunos de ustedes hace varios meses, y les recomendaba entrar en contacto con el pueblo, no llegar al pueblo como llega una dama aristocrática a dar una moneda, la moneda del saber o la moneda de una ayuda cualquiera, sino como miembro revolucionario de la gran legión que hoy gobierna a Cuba, a poner el hombro en las cosas prácticas del país, en las cosas que permitan incluso a cada profesional aumentar su caudal de conocimiento y unir, a todas las cosas interesantes que aprendieron en las aulas, las quizás mucho más interesantes que aprenden construyendo en los verdaderos campos de batalla de la gran lucha por la construcción del país.

Es evidente que uno de los grandes deberes de la Universidad es hacer sus prácticas profesionales en el seno del pueblo, y es evidente también que para hacer esas prácticas organizadamente en el seno del pueblo necesitan el concurso orientador y planificador de algún organismo estatal que esté directamente vinculado a ese pueblo, o incluso de mucho más de un organismo estatal, pues actualmente para hacer cualquier obra en cualquier lugar de la república, se ponen en contacto tres, cuatro o más organismos, y se está iniciando recién en el país la tarea de planificar el trabajo y de no dilapidar esfuerzos.

Pero centralizando el tema en el estudio, en el derecho a estudiar y en el derecho a elegir una carrera de acuerdo con una vocación, nos tropezamos siempre con el mismo problema: ¿Quién tiene derecho a limitar la vocación de un estudiante por una orden precisa estatal? ¿Quién tiene derecho a decir que solamente pueden salir 10 abogados por año y deben salir 100 químicos industriales? Eso es dictadura, y está bien: es dictadura. Pero ¿es la dictadura de las circunstancias la misma dictadura que existía antes en forma de examen de ingreso o en forma de matrículas, o en forma de exámenes que fueran eliminando los menos capaces? Es nada más que cambiar la orientación del estudio. El sistema en este caso permanece idéntico, porque lo que se hacía antes es tratar de dar los profesionales que iban a salir a la lucha por la vida en las diferentes ramas del saber. Hoy se cambian por cualquier método: examen de ingreso, o una calificación previa; en fin, el método es lo de menos. Y se trata de llevarlo hacia los caminos que la Revolución entiende que son necesarios para poder seguir adelante con nuestra tarea técnica. Y creo que eso no puede provocar reacciones. Y salta a la vista que la integración de la Universidad con el Gobierno Revolucionario no debe provocar reacciones.

No queremos aquí esconder las palabras y tratar de explicar que no, que eso no es pérdida de autonomía, que en realidad no es nada más que una integración más sólida, como la es. Pero esa integración más sólida significa pérdida de la autonomía, y esa pérdida de autonomía es necesaria a la Nación entera. Por tanto, tarde o temprano, si la Revolución continúa en sus líneas generales, encontrará las formas de lograr todos los profesionales que necesita. Si la Universidad se cierra en sus claustros y sigue en la tarea de lanzar abogados, o toda una serie de carreras que no son tan necesarias en este momento (no vayan a pensar que la he agarrado especialmente con los abogados); si sigue en esa tarea, pues tendrán que formar algún otro tipo de organismo técnico. Ya se está pensando en La Habana en hacer un Instituto Técnico de Cultura Superior que dé precisamente una serie de estas carreras, instituto que tendrá una organización diferente a la Universidad quizás, y que puede convertirse, si la incomprensión avanza, en un rival de la Universidad o la Universidad en una rival de esa nueva institución que se piensa crear en la lucha por monopolizar algo que no se puede monopolizar porque es patrimonio del pueblo entero, como es la cultura.

También esas cosas que se están creando en Cuba se han hecho en otros países del mundo, y sobre todo de América. También se han producido esas luchas entre los miembros de organismos, de escuelas técnicas o politécnicas de un grado de cultura por lo general menor y la Universidad. Lo que yo no sé si se ha dicho o si se ha precisado bien claro, es que esa lucha es el reflejo de la lucha entre una clases social que no quiere perder sus privilegios, y una nueva clase o conjunto de clases sociales que están tratando de adquirir sus derechos a la cultura. Y nosotros debemos decirlo para alertar a todos los estudiantes revolucionarios, y para hacerles ver que una lucha de esa clase es sencillamente la expresión de eso que hemos tratado de borrar en Cuba, que es la lucha de clases, y que quien se oponga a que un gran número de estudiantes de extracción humilde adquiera los beneficios de la cultura, está tratando de ejercer un monopolio de clases sobre la misma.

Ahora bien, cuando aquí se hablaba de reformas universitarias, y todo el mundo ha estado de acuerdo en que la reforma universitaria es algo importante y necesario para el país, lo primero que se ha hecho es, por parte de los estudiantes, tomar en cierta manera el control de las casas de estudio, imponer a los profesores una serie de medidas e intervenir en el gobierno de la Universidad en mayor o menos grado. ¿Es correcto? Esa es la expresión de un grupo que ha triunfado, ha triunfado y ha exigido sus derechos después del triunfo. Los profesores -algunos por su edad, otros por su mentalidad incluso- no participaron en la misma medida en la lucha, y los que lucharon y triunfaron adquirieron ese derecho. Pero yo me pregunto si el Gobierno Revolucionario no luchó y triunfó, y no luchó y triunfó con tanto o más encarnizamiento que cualquier sector aislado de la colectividad porque fue la expresión de la lucha toda del pueblo de Cuba por su liberación. Sin embargo, el Gobierno no ha intervenido en la Universidad, no ha exigido su parte en el festín, porque no considera que esa sea la manera más lógica y honorable de hacer las cosas. Llama simplemente a la realidad a los estudiantes; llama al raciocinio, que es tan importante en momentos revolucionarios, y a la discusión, de la cual surge necesariamente el raciocinio.

Ahora se están discutiendo programas de reforma universitaria y enseguida se vuelve la vista hacia las reformas universitarias del año dieciocho, hacia todos los supersabios que traicionaron su ciencia y su pueblo después pero que en el momento en que lucharon por una cosa noble y necesaria como era la reforma universitaria en aquel momento, no conocían nada de nada, eran simples estudiantes que la hicieron porque era una necesidad. Teorizar, teorizaron después, y teorizaron cuando ya tenían un sentido malévolo de lo que habían hecho. ¿Por qué nosotros tenemos entonces que ir a buscar la reforma universitaria en lo que se ha hecho en otros lados? ¿Por qué no tomar aquello sino simplemente como información adicional a los grandes problemas nuestros, que son los que tenemos que contemplar por sobre todas las cosas, a los problemas que existen aquí, que son problemas de una revolución triunfante con una serie de gobiernos muy poderosos, hostiles que nos atacan, nos acosan económicamente y a veces también militarmente; que riegan de propaganda por todo el mundo una serie de patrañas sobre este Gobierno, de un Gobierno que ha hecho la reforma agraria en la misma manera que yo aconsejo hacer la reforma universitaria, mirando hacia adelante pero no hacia atrás, tomando como simples jalones lo que se había hecho en otras partes del mundo, pero analizando la situación de nuestro propio campesino; que ha hecho una reforma fiscal y una reforma arancelaria, y que está ahora en la gran tarea de la industrialización del país, de este país de donde hay que sacar entonces los materiales necesarios para hacer nuestra reforma; de un país donde se reúnen los obreros que no han logrado todas las reivindicaciones y que aspiraron y lógicamente aspiran, y resuelven, en asambleas multitudinarias y por unanimidad, dar una parte de su sueldo para construir económicamente al país; de un Gobierno Revolucionario que lleva como bandera de lucha a la Reforma Agraria, y que la ha impulsado de una punta a la otra de la Isla, y que constantemente sufre porque no tiene los técnicos necesarios para hacerla, y porque la buena voluntad y el trabajo no suple sino en parte esa deficiencia, y porque cada uno de nosotros debemos volver sobre nuestros pasos constantemente y aprender sobre el error cometido, que es aprender sobre el sacrificio de la Nación.

Y cuando tratamos de buscar a quien lógicamente nos debe apoyar, a la Universidad; para que nos dé los técnicos, para que se acople a la gran marcha del Gobierno Revolucionario, a la gran marcha del pueblo hacia su futuro, nos encontramos con que luchas intestinas y discusiones bizantinas están mermando la capacidad de estos centros de estudios para cumplir con su deber de la hora. Por eso es que aprovechamos este momento para decir nuestras verdades quizás agrias, quizás en algunas cosas injustas, muy molestas quizás para mucha gente, pero que transmite el pensamiento de un Gobierno Revolucionario honesto, que no trata de ocupar o de vencer una institución que no es su enemiga, sino que debe ser su aliada y su más íntima y eficaz colaboradora; y que busca precisamente a los estudiantes porque nunca un estudiante revolucionario puede ser, no enemigo, ni siquiera adversario del Gobierno que representamos; porque estamos tratando en cada momento de que la juventud estudiosa, aúne al saber que ha logrado en las aulas el entusiasmo creador del pueblo entero de la República y se incorpore al gran ejército de los que hacen, dejando de lado esta pequeña patrulla de los que solamente dicen.

Por todo eso he venido aquí, más que a dar una conferencia, a presentar algunos puntos polémicos, y a llamar, naturalmente, a la discusión, todo lo agria, todo lo violenta que se quiera, pero siempre saludable en un régimen democrático, a la explicación de cada uno de los hechos, al análisis de lo que está sucediendo en el país, y al análisis de lo que sucedió con los que mantuvieron las posiciones que hoy mantienen algunos núcleos estudiantiles.

Y para finalizar, un recuerdo a los estudiantes interesados en estos problemas de la reforma universitaria: investiguen la vida futura, futura pero ya pasada, desde el momento en que se inició la reforma del dieciocho hasta ahora; investiguen la vida de cada uno de aquellos artífices de la reforma. Les aseguro que es interesante. Nada más.

Ernesto Che Guevara

82% ley de desfinanciamiento del estado

El nuevo golpismo se hizo presente el 14/10 en Senadores, al aprobarse la ley por el desfinanciamiento del Estado, como lo hicieron en la dictadura, también Menem, De la Rúa y Duhalde. Lo hicieron mintiendo, diciendo que: "se trata de consagrar el derecho constitucional de la jubilación del 82% movil"( con ese titulo fue aprobada).
Solo el artículo primero de la ley del aumento de la jubilación mínima. Se ocultan los Artículos 5,6,7 y 12 que abarcan a los sectores de mayores ingresos, los que recibirían haberes 30 veces mayores a los actuales, agudizando la injusticia social y poniendo en alto riesgo las finanzas del estado.
Pero al no haber recursos más que para algunos meses y no ser sostenible en el tiempo, su implementación significa desfinanciar al ANSES, al SISTEMA PREVISIONAL DE LOS TRABAJADORES, logrando que en un tiempo sea insostenible dicho aumento.
Quieren bajar las jubilaciones, eliminar la asignación familiar por hijo, abrirle de nuevo la puerta al capital financiero especulativo de las AFJP y dar un golpe a la política de Cristina Fernández de Kirchner, que desde 2003 ha aumentado las jubilaciones hasta un 500% marchando por el camino de ingresos mas justos y ha creado, también, la asignación familiar por hijo, además de haber creado 5 millones de puestos de trabajo, generando condiciones para aumentos salariales. Política que también ha acabado con el robo de las AFJP.
No les preocupa la vida de los jubilados,  pretenden desprestigiar el gobierno nacional a partir de forzarlo a vetar la ley.
Esta ley ha sido aprobada por los mismos tipos que quieren volver a la desocupación y a la pobreza, que se opusieron a las retenciones de la 125 en defensa de los intereses de la oligarquía terrateniente, los que quieren que el país se endeude para volver a ser manejados por el FMI, los que aprobaron la flexibilización laboral y los que privatizaron  las jubilaciones para luego reducirlas.

NO NOS DEJEMOS CONFUNDIR POR LOS MEDIOS MONOPÓLICOS



Gorilas.

Un poco de diversión para el nuevo blog.
dispare a los gorilas que invaden nuestra jungla!
también disponible para psp, sega, family game.





Apoyamos el proyecto de ley de servicios financieros para el desarrollo económico y social!

Con idea de fomentar el debate en la universidad y considerando que la Universidad debe volver a debatir y jugar un rol central en la construcción de un Nuevo proyecto Nacional, como agrupación empezamos a impulsar charlas debate acerca de diversos proyectos de transformación social que la Argentina de hoy necesita. Uno de esos proyectos que nosotros apoyamos es el PROYECTO DE LEY DE SERVICIOS FINANCIEROS PARA EL DESARROLLO ECONOMICO Y SOCIAL.

DE QUE TRATA ESTE PROYECTO?



Transformar un negocio de pocos en servicio público

Las diez premisas básicas sobre el proyecto que pretende transformar el sistema financiero. Los nuevos alcances de la regulación. Los cambios fundamentales respecto de la ley de entidades financieras de la dictadura militar.

1 ¿Cuál es la principal característica del proyecto de ley sobre Servicios Financieros para el Desarrollo Económico y Social?

La iniciativa presentada  en el Congreso define que la actividad financiera es un servicio público. En este sentido, la característica más importante –según puede leerse en los fundamentos del proyecto– es que se trata de un sistema regulado por el Estado, en el cual “no se puede participar empresarialmente de un modo libre, ya que hay muchos intereses económicos y sociales involucrados”. Dentro del nuevo escenario propuesto, la actividad bancaria operará enfocada en los usuarios y no en las empresas financieras. A diferencia de la ley de la dictadura, vigente desde 1977, aunque modificada parcialmente en diferentes oportunidades, el objetivo de este nuevo marco regulatorio será promover el acceso universal a los servicios financieros, fortalecer el ahorro nacional y proteger los ahorros colocados en las entidades financieras, en particular los correspondientes a los pequeños y medianos ahorristas. También tendrá por objetivo impulsar el financiamiento productivo general, y en particular de las micro, pequeñas y medianas empresas, así como también las necesidades de crédito para la vivienda y el consumo.

2 ¿Cómo quedará plasmada la mayor regulación del Estado?

Esta iniciativa abandona el criterio establecido en la ley de 1977, donde se admitía todo tipo de operatoria que no estuviera expresamente prohibida. Entre las principales regulaciones se destacan las siguientes:

La obligatoriedad de establecer un calce o cobertura entre pasivos y activos en moneda extranjera, con la intención de “eliminar una poderosa fuente de inestabilidad”. Esto deberá aplicarse en los casos en que el deudor tenga ingresos en moneda extranjera o en pesos vinculados con la cotización de la moneda extranjera.

Podrá aplicarse hasta un 10 por ciento de la capacidad prestable de cada entidad a la financiación de proyectos de inversión y adquisición de bienes que incrementen la producción de mercaderías para la exportación. Y a operaciones de clientes pymes que destinen esos fondos a la importación de bienes de capital para incrementar su producción con destino al mercado interno.

Las tasas de interés activas de los préstamos en pesos para las micro y pequeñas empresas no podrán superar en una proporción del 5 por ciento la tasa media del sistema financiero para el sector en general. Lo mismo ocurrirá para los préstamos personales de hasta 100.000 pesos. Por ejemplo, si la tasa media fuese del 10 por ciento anual, la tasa máxima a cobrar sería del 10,5 por ciento. Esta regulación de tasas también se aplica en Chile y Uruguay.

Se creará una central de deudores, una herramienta que servirá para evaluar el riesgo crediticio, así como también para facilitar los préstamos a las personas físicas y jurídicas.

3 ¿Está contemplada una regulación específica para evitar la concentración bancaria?

Sí. El BCRA deberá monitorear el nivel de concentración en las distintas operatorias de la actividad financiera para asegurar un nivel razonable de competencia. Los bancos nacionales no podrán tener más del 30 por ciento de su capital en poder de personas físicas o jurídicas radicadas en el exterior. Pero como principal medida, se establece que ninguna entidad privada podrá tener una participación en el conjunto del sistema financiero superior al 8 por ciento, tanto en el total de depósitos del sector privado como en el total de préstamos otorgados al mismo sector.

Según se manifiesta en los fundamentos de la iniciativa, los mayores cinco bancos privados del país concentran el 51,4 por ciento de los activos totales privados. Según el ranking elaborado por la Asociación de Bancos de la Argentina, con datos de diciembre de 2009, el Banco Santander Río posee el 9,4 por ciento del mercado en la captación de depósitos privados. Le sigue el BBVA Banco Francés, con el 8,6 por ciento. El Santander Río también se lleva el primer lugar de participación de mercado en el total de préstamos al sector privado, con el 9,5 por ciento.

4 ¿Cuál es el plazo previsto para adecuarse al nuevo marco regulatorio?

La adecuación deberá ser en forma gradual en un plazo máximo de dos años, conforme lo disponga la reglamentación que deberá dictar el BCRA.

5 ¿Cuáles son las medidas para evitar la concentración geográfica?

Para la apertura de filiales o cualquier tipo de representación de las entidades se tendrá en cuenta la ampliación de la cobertura. Actualmente, el 85 por ciento de las filiales de los bancos más importantes se encuentra concentrado en cinco regiones: Buenos Aires, Capital Federal, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. El BCRA ya está estudiando una nueva reglamentación para impulsar la apertura de sucursales en regiones de hasta 50.000 habitantes, como pueden encontrarse en La Rioja, Catamarca o Formosa.

6 ¿Todos los sectores sociales podrán acceder a los servicios financieros?

Sí. El proyecto cuenta con un capítulo dedicado a la “democratización de los servicios financieros”, donde se establece que el Banco Central elaborará un listado de “servicios esenciales” dirigidos hacia los sectores de menores ingresos de la población. La autoridad de aplicación fijará el nivel máximo de las comisiones que las entidades podrán cobrar para estos servicios. Incluso, está previsto que en algunos casos puedan ser gratuitos. Para llevar adelante esta democratización, el BCRA creará y administrará un Fondo Compensador, integrado con el aporte obligatorio de todas las entidades financieras. También se creará la Defensoría del Usuario de Servicios Financieros y el BCRA tendrá que redactar un nuevo Código de Conducta, que reemplazará al código que actualmente elaboran los propios bancos.

7 ¿Cómo se auditará el cumplimiento de los servicios esenciales?

Una vez por año, los bancos deberán confeccionar un “Informe sobre Contribución a la Democratización de los Servicios Financieros”, con el detalle de la distribución de los servicios esenciales y la operatoria relacionada con las micro, pequeñas y medianas empresas. Hay sanciones previstas para las entidades que no se ajusten al nuevo marco regulatorio.

8 ¿Cómo se hará para democratizar el acceso al crédito?

Actualmente, más del 90 por ciento de los créditos otorgados no superan los 200.000 pesos, pero la mayoría son préstamos personales, que concentran más del 30 por ciento del total de créditos otorgados. Por otro lado, los préstamos que van de uno a cincuenta millones de pesos son absorbidos por muy pocas empresas. Frente a este escenario, el proyecto estipula que al menos el 38 por ciento del promedio anual de las financiaciones al sector privado de cada entidad deberá tener como beneficiarios a micro, pequeñas y medianas empresas. Por otro lado, el dos por ciento del promedio anual de las financiaciones deberá ser adjudicado para el desarrollo de proyectos de microemprendedores. Las entidades tendrán dos año para adecuarse a esta normativa.

9 ¿Cuál será el rol de la banca cooperativa?

El nuevo marco regulatorio prevé la existencia de cinco clases de entidades: bancos comerciales, de inversión, hipotecarios, compañías financieras y las cajas cooperativas de crédito. Estas últimas vuelven a tener un rol preponderante en la normativa que regulará el sistema financiero. Una de las principales víctimas de la Ley de Martínez de Hoz fueron las cajas cooperativas. De un total de mil cajas, quedaron en la actualidad sólo dos, y un banco cooperativo (Credicoop). El proyecto de ley en tratamiento les permitirá a las cajas cooperativas emitir y operar tarjetas de crédito y débito.

10 ¿Cuál será el rol del Banco Central?

La iniciativa modifica la Carta Orgánica de la autoridad monetaria. Cada uno de los nuevos artículos de la norma en estudio deberá contar con una reglamentación específica del BCRA. Sin embargo, los autores del proyecto señalan que, a diferencia de la ley de la dictadura, este cuerpo normativo apunta a minimizar la discrecionalidad de la autoridad monetaria.



SEBASTIAN PREMICI

por qué la tosco?